Notas
 
Instituto Mexicano del Transporte
Publicación bimestral de divulgación externa

NOTAS núm. 202, MARZO-ABRIL 2023, artículo 5
Consideraciones para la adaptación ante el cambio climático de los caminos rurales y alimentadores
GRADILLA Luz Angélica, MENDOZA Juan Fernando y GARCÍA Alonso

 

1.    Introducción

Las sociedades pueden responder al cambio climático adaptándose a sus impactos y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero; por tanto, la política pública para el cambio climático comprende dos pilares: (1) mitigación del cambio climático, y (2) adaptación al cambio climático (Rübbelke, 2011).

La mitigación es fundamental para “atenuar” los efectos del cambio climático tanto como sea posible, aunque algunos impactos ya no se pueden evitar y, por tanto, es esencial la adaptación a los mismos como un proceso continuo, que estará presente en las próximas décadas.

La adaptación de las carreteras a la variabilidad y cambio climáticos tiene como objetivo prever los efectos adversos del clima y tomar las medidas adecuadas para evitar o minimizar los daños que puedan causar, con el fin de reducir costos futuros y maximizar la rentabilidad de las inversiones (Banco de Desarrollo de América Latina [CAF], 2018).

En 2021, México contaba con una red nacional de carreteras de 401,366 kilómetros, de los cuales 130,494 kilómetros correspondían a caminos alimentadores y 161,178 kilómetros a caminos rurales; es decir, el 72.7% del total de la red nacional (Dirección General de Planeación [DGP], 2022).

La red de caminos rurales y alimentadores en México tiene una gran relevancia para la comunicación no solo entre los centros de población, sino también hacia los polos regionales de desarrollo, incluyendo los centros de consumo y de producción en el medio rural. Además, los caminos rurales y alimentadores permiten el acceso de amplios grupos de población a servicios básicos de salud y educación.

Por lo que, uno de los grandes retos estriba en incluir criterios de adaptación al cambio climático en la conservación, mantenimiento, mejoramiento o reconstrucción de caminos rurales y alimentadores ya existentes, así como en el diseño de nuevos caminos, de tal manera que se logre aumentar su resiliencia al clima.

A continuación, se presentan algunas consideraciones que se deben tener en cuenta para la adaptación de los caminos, mismas que son parte de los resultados de un proyecto desarrollado por Gradilla et al. (2022), en el Instituto Mexicano del Transporte (IMT). Para la elaboración de este artículo, se agradece la colaboración del Mtro. José Alfonso Balbuena Cruz, investigador de la Coordinación de Transporte Integrado y Logística del IMT.

2.    Información necesaria para definir medidas de adaptación

Sería muy útil contar con un inventario de la red de caminos alimentadores y rurales más completo, es decir, que la información georreferenciada contenga sus principales características. Gracias a la Red Nacional de Caminos[1] (RNC) en México se tiene acceso a la red georreferenciada de la mayoría de los caminos, pero no se tienen identificados aquellos que son alimentadores. En el caso de los denominados caminos rurales de la RNC, no se tiene la misma clasificación que realiza la SICT[2] para ese tipo de caminos, por lo que la longitud no coincide con las estadísticas de oficiales que genera la SICT.

Además, se debe tener acceso a otro tipo de información, por ejemplo, las alteraciones de los promedios climáticos regionales van acompañadas de cambios en la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos, tales como inundaciones, fuertes marejadas, tormentas severas o temperaturas extremas. Por lo que, uno de los grandes desafíos para los planificadores de infraestructura de transporte y para los encargados, tanto de su mantenimiento como de su posible adaptación al cambio climático, es encontrar información climática tanto del pasado como de los escenarios futuros; ya que no basta con tomar en cuenta datos históricos, ahora es necesario contar con los escenarios futuros del cambio climático para los próximos 20, 30, 40, 50, 60 y 70 años.

Al respecto, en el Instituto Mexicano del Transporte se desarrolló el Sistema de Información Climática para el Diseño de Carreteras[3], en donde es posible acceder a la información climática histórica de distintas estaciones meteorológicas y observatorios del país, así como a algunos de los escenarios de cambio climático estimados para México (Mendoza et al., 2021).

Adicionalmente, en el Portal de Conocimientos sobre Cambio Climático (CCKP)[4], que desarrolló el Banco Mundial, se puede acceder a la información climática histórica y proyectada para 130 países, en donde se incluye a México[5]; es decir, la plataforma permite visualizar los efectos de los cambios en los patrones de temperatura y precipitación, así como la situación general que enfrenta México debido al cambio climático.

También son de gran utilidad las Curvas de Intensidad, Duración y Frecuencia (Curvas IDF), que son una relación matemática entre la intensidad de una precipitación, su duración y la frecuencia con la que se observa. Es decir, se pueden identificar lluvias intensas de corta duración o lluvias moderadas de larga duración, que tienen distintos efectos sobre los caminos; por ejemplo, una curva IDF-5 días mide tormentas prolongadas. Una vez que se tienen dichas curvas se puede estimar si tendrían o no variación bajo distintos escenarios de cambio climático, en las zonas geográficas donde se está construyendo, mejorando o rehabilitando un camino.

Por otra parte, es necesario estimar las zonas de riesgo o identificar las amenazas principales a las que está expuesta la red de caminos, para ello se deben identificar las características del entorno natural que pueden exacerbar el impacto futuro de las amenazas en los caminos alimentadores y rurales de México.

De manera complementaria, es importante obtener datos espaciales de los eventos históricos, por ejemplo, de eventos hidrometeorológicos, así como los daños que sufrieron los caminos bajo dichos eventos, especificando la parte de la infraestructura carretera que se dañó. En la medida de lo posible, sería útil contar con la evaluación in situ, de algunos de los elementos de infraestructura que soportaron bien los impactos de dichos eventos, sobre todo para la infraestructura carretera que se considera estratégica en México.

Conforme se tenga información más detallada y datos espaciales a mayor escala, se podrán hacer mejores estimaciones de las variaciones futuras del clima e implementar mejores medidas de adaptación.

 

3.    Consideraciones técnicas para la adaptación

Para la adaptación de los caminos, se han sugerido posibles medidas tomando en cuenta los principales elementos de la infraestructura (ver Figura 1) así como el tipo de riesgo que pueda enfrentar debido a los impactos del cambio climático. Por ejemplo, en la Figura 2, se incluyen algunas de las posibles soluciones para las cunetas.

 

Fuente: Gradilla et al. (2022)

 

Figura 1. Sección transversal y agrupación de elementos de infraestructura carretera

 

 

Fuente: elaboración propia con información de Gradilla et al. (2022)

 

Figura 2. Consideraciones técnicas para la adaptación de las cunetas

 

 

Las carpetas asfálticas se consideran una superficie de rodadura, que son con las que contaba en el 2021 el 93.3% de los caminos alimentadores y solo el 2.2% de los caminos rurales de México. En la Figura 3 se presenta algunas posibles soluciones para el proceso de adaptación.

 

Fuente: elaboración propia con información de Gradilla et al. (2022)

 

Figura 3. Consideraciones técnicas para la adaptación de la superficie de rodadura

 

En la Figura 4 se incluyen algunas posibles soluciones para el talud de corte. Las consideraciones técnicas para el resto de los elementos de la infraestructura carretera se pueden consultar en Gradilla et al. (2022).

 

 

Fuente: elaboración propia con información de Gradilla et al. (2022).

 

Figura 4. Consideraciones técnicas para la adaptación del talud de corte

 

4.    Consideraciones socio-organizativas para la adaptación

Para lograr la integración de criterios de adaptación en las fases de diseño, construcción, reconstrucción, mantenimiento, mejoramiento y operación de los caminos rurales y alimentadores, es importante integrar a las comunidades. Sobre todo, en el caso de los caminos rurales, que generalmente se mejoran con programas que son intensivos en mano de obra.

Dicho acercamiento integral debe tomar en cuenta lo mejor de los conocimientos tradicionales de la comunidad, así como de las técnicas innovadoras que se puedan implementar. Por lo que, se recomienda integrarlas en el proceso de adaptación que, en conjunto con la integración del enfoque a la infraestructura, a los ecosistemas, a la tecnología, así como a la normatividad y gestión, permiten tener una visión integral (ver Figura 5).

 

Fuente: basada en Ministerio de Transporte de Colombia (2014).

Figura 5. Enfoques de adaptación al cambio climático.

 

Basándose en la misión del programa Apolo para ir a la Luna, Mariana Mazzucato (2018) propone retomar dicho enfoque para abordar problemas complejos de la sociedad, como alcanzar los Objetivos para el Desarrollo Sostenible. Es decir, las denominadas Políticas Orientadas por Misión (POM)[6] permiten anclar un enfoque global a una misión para abordar retos complejos, de tal manera que se aborden las distintas dimensiones del problema y de las posibles soluciones (Dutrénit et al. 2021).

Las misiones tienen objetivos definidos y medibles, en donde se proponen una serie de proyectos que podrían permitir su consecución, por lo que se pueden ver como una manera de orquestar el talento y la experiencia existente de los posibles actores, a nivel nacional, regional y/o local. El enfoque tiene como objetivo crear una cartera de instrumentos para fomentar soluciones desde abajo. En donde el aprendizaje es fundamental, ya que el ensayo y error, así como las lecciones aprendidas se convierten en activos fundamentales para retroalimentar y afinar las estrategias para llegar a alcanzar las misiones (Mazzucato, 2018; Mazzucato y Pena, 2020).

Para el fortalecimiento del proceso de adaptación y el aumento de la resiliencia de los caminos rurales y alimentadores en México, que se identifiquen como parte de la infraestructura estratégica de México, se podría adaptar el enfoque de las misiones para desarrollar proyectos e involucrar a distintos sectores como el de transporte, medio ambiente y recursos naturales, desarrollo agrícola, entre otros.

Además, sería necesario involucrar a actores del sector público como: la Dirección General de Carreteras (Programa de Caminos Rurales y Alimentadores), las Residencias Generales de los Centros SICT, las Comisiones Estatales de Caminos/Infraestructura, los Gobiernos Municipales, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, las delegaciones de la Secretaría de Bienestar en los estados, entre otros.

También se recomienda incluir distintas asociaciones como la Asociación Mexicana de Ingeniería de Vías Terrestres, A.C., los distintos Colegios de Ingenieros Civiles, así como los líderes comunitarios y otros actores que serían clave para aumentar la resiliencia de los caminos, sin perder de vista el equilibrio de los ecosistemas circundantes.

En la Figura 6 se muestra un ejemplo de un mapa de misión para adaptar ante el cambio climático los caminos rurales y alimentadores en México. En donde se propone que se lleve a cabo un proyecto piloto para evaluar la factibilidad de la implementación de las recomendaciones expuestas en el presente trabajo y en las metodologías que se mencionan, dicho proyecto piloto se llevaría a cabo en algunos de los corredores estratégicos a nivel regional en México, en distintas zonas geográficas, con diferente tipo de suelo y vegetación, de tal manera que se hagan las adecuaciones necesarias de las recomendaciones.

Posteriormente, se podrían determinar las necesidades específicas de capacitación en los distintos niveles de gobiernos, quienes participan en la construcción, mantenimiento, rehabilitación y mejoramiento de los caminos rurales y alimentadores. Así como establecer los cambios necesarios en la normativa, para que se incluyan los criterios de adaptación al cambio climático en todas las fases de la vida útil de los caminos.

Una vez que se han determinado las necesidades específicas de capacitación, se pueden desarrollar herramientas que ayuden a llevar a cabo dicha capacitación y los trabajos propios del proceso de adaptación. Y finalmente, se deben capacitar a los actores clave e implementar los nuevos procesos de adaptación en las distintas fases de los proyectos de caminos. Esta última etapa abonaría a la acción puntual 1.7.4 “Desarrollar un programa de capacitación para el sector transportes sobre vulnerabilidad y adaptación al cambio climático e implementarlo mediante cursos/talleres regionales en los Centros SICT”, del Programa Especial de Cambio Climático 2021-2024.

 

Fuente: adaptada de Mazzucato (2018).

Figura 6. Mapa de una misión para adaptar los caminos rurales y alimentadores al cambio climático.

 

5.    Conclusiones

El acceso a la información es clave para poder hacer mejores análisis y estimaciones de las variables futuras del clima, como temperatura y precipitación, por lo que seguirá siendo un reto proveer en plataformas, como el SICLiC, tanto de la información histórica con una escala detallada, cubriendo la mayor parte del territorio nacional, así como de los escenarios futuros de cambio climático para México, con una mayor escala. Además, sería muy útil que en la Red Nacional de Caminos (desarrollada por el INEGI, la SICT y el IMT) se incluya la clasificación de caminos alimentadores y rurales, para estos últimos sería necesario homologar el criterio con el de la SICT.

Las recomendaciones técnicas corresponden a solo una parte del universo de los elementos de infraestructura en el país, y se plantean como secciones mínimas de revisión ante las buenas prácticas; dichas recomendaciones deben ser complementadas con estudios de ingeniería y experiencia técnica de ingenieros de campo, adicionando factores tales como los estudios y estructuras hidráulicas, zonas de adquisición y materiales regionales, mecánicas de suelos, etc.

Las mejoras y trabajos de adaptación al cambio climático en este tipo de caminos permite tenerlos disponibles la mayor parte del año, así como reducir los costos de transporte y el tiempo de desplazamiento de los usuarios. Dichos caminos también podrían ser importantes para prestar ayuda humanitaria y formar parte de algunas rutas redundantes, en caso de algún bloqueo importante en la red federal de carreteras.

Además, es importante que se genere un proceso de retroalimentación después de que hayan ocurrido fenómenos climáticos extremos, de tal manera que se recoja información sobre los daños que sufrió la infraestructura y se identifiquen los elementos de la misma que sí soportaron bien los impactos, tanto para caminos ya intervenidos con medidas de adaptación al cambio climático como para aquellos que aún no se han intervenido.

Para los caminos intervenidos, es importante evaluar las posibles medidas de adaptación con base en su efectividad para generar una mayor resiliencia a los cambios climáticos identificados.

 

6.    Referencias bibliográficas

Banco de Desarrollo de América Latina [CAF] (2018). Guía de buenas prácticas para la adaptación de las carreteras al clima. Corporación Andina de Fomento.

Dirección General de Planeación [DGP] (2022). Estadística mensual del Sector Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, agosto 2022. México: Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes. Gobierno de México.

Gradilla, L., Mendoza, J., García, A. y Balbuena, J. (2022). Consideraciones para la adaptación ante el cambio climático de los caminos rurales y alimentadores. Publicación Técnica No. 713). México: Instituto Mexicano del Transporte. [Archivo PDF].

https://imt.mx/archivos/Publicaciones/PublicacionTecnica/pt713.pdf

Mazzucato, M. (2018). Mission-oriented research & innovation in the European Union. A problem-solving approach to fuel innovation-led growth. Bruselas, Bélgica: Comisión Europea.

Mazzucato, M. y Penna, C. (2020). La era de las misiones. ¿Cómo abordar los desafíos sociales mediante políticas de innovación orientadas por misiones en América Latina y el Caribe? Washington, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo.

Mendoza, J., Adame, E., Gradilla, L. y Marcos, O. (2021). Sistema de Información Climática para el Diseño de Infraestructura Carretera (Publicación Técnica No. 636). México: Instituto Mexicano del Transporte. [Archivo PDF]. https://imt.mx/archivos/Publicaciones/PublicacionTecnica/pt636.pdf

Ministerio de Transporte de Colombia (2014). Plan Vías-CC: vías compatibles con el clima, plan de adaptación de la red vial primaria de Colombia. Bogotá, Colombia: MINTRANSPORTE.

Rübbelke, D. (2011). International support of climate change policies in developing countries: strategic, moral and fairness aspects. Ecological Economics, 70, 1470–1480.

 

GRADILLA Luz Angélica
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

MENDOZA Juan Fernando
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

GARCÍA Alonso
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.



[2] Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.

[4] The Climate Change Knowledge Portal (CCKP): https://climateknowledgeportal.worldbank.org/

[6] Pueden definirse como políticas públicas sistémicas que se basan en conocimientos de avanzada para lograr objetivos específicos (Mazzucato y Penna, 2020).