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Elementos para la actuación del Estado en un marco desreglamentado del transporte En el nuevo entorno internacional, la exportación es clave para generar las divisas que requieren los países para financiar su desarrollo. Sin embargo, cada vez es más claro que la exportación no puede llevarse a cabo en forma improvisada ni esporádica, pues una presencia permanente en los mercados externos no se logra mediante excedentes ocasionales en la producción destinada al mercado doméstico ni a través de tipos de cambio ocasionalmente subvaluados para favorecer la exportación; ese logro sólo puede alcanzarse a través de la acción concertada y sistemática de todos los actores que participan en el esfuerzo conjunto de exportación. Sin embargo, las características del proceso exportador son variadas y complejas. Cada industria tiene particularidades que plantean requerimientos específicos, difícilmente generalizables a otras industrias o productos. Por consiguiente, se requiere un marco institucional abierto y flexible para orientar un esfuerzo exportador, que permita que cada participante desempeñe sus actividades de manera eficiente y que no ponga trabas innecesarias que afecten la competitividad de los productos en el exterior. Los componentes del marco institucional para la exportación son muy diversos, pues incluyen cuestiones comerciales, financieras, aduaneras, de seguros y de transporte, entre otras. En el caso de estas últimas, es clave asegurar que los involucrados en la exportación, independientemente del producto de que se trate, de la región de donde salga y del lugar hacia donde se dirija, de los volúmenes manejados y la regularidad con que se muevan, cuenten con una oferta de transporte público con capacidad y calidad de servicio suficientes para satisfacer las expectativas del dueño de la carga, en este caso el exportador. En el sector transporte, garantizar lo anterior obliga a actuar en todas sus áreas. El transporte marítimo, aéreo, ferroviario y carretero se involucran, en todos los casos, en el esfuerzo exportador, razón por la cual hace falta la creación del marco institucional a que se ha hecho referencia. A nivel mundial, los avances logrados en la desregulación del transporte en sus diferentes segmentos apuntan hacia la creación de dicho marco institucional flexible, favorable al esfuerzo exportador, que fomente la competencia entre transportistas y elimine la actuación de monopolios y oligopolios que rigidicen la oferta y perjudiquen a los usuarios. No obstante, todo mercado está sujeto a la influencia de grupos que presionan por fortalecer sus propios intereses. En un ambiente desreglamentado, sin un claro arbitraje del Estado, es inexorable la aparición de vacíos que los grupos de presión tratarán de llenar para promover sus intereses, lo cual a la larga puede conducir a situaciones de mercado caracterizadas por la presencia de oligopolios y monopolios, ahora privados, previsiblemente perjudiciales para el suministro de servicios con una calidad compatible con los requerimientos de los exportadores. Para evitar esa evolución indeseable de la oferta, en principio la solución es clara, aunque no simple: dentro de un marco compatible con la provisión de servicios de alta calidad, poner a disposición del Estado ciertos elementos que permitan orientar una evolución favorable de los mercados sin ceder a los grupos de presión. Según Larry Burkhalter, de la Cepal, esos elementos generales son:
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