Notas
 
Instituto Mexicano del Transporte
Publicación bimestral de divulgación externa

NOTAS núm. 179, JULIO-AGOSTO 2019, artículo 1
Retos para la planeación del transporte público con perspectiva de género
GRADILLA Luz

1.    Introducción

El 22 de mayo del 2018, en la ciudad de Leipzig, la Iniciativa Transformativa de Movilidad Urbana (TUMI[1]) lanzó “Women Mobilize Women”[2] (Las Mujeres Movilizan a las Mujeres) como su primera conferencia para empoderar a las mujeres en el sector transporte; a la cual acudieron 200 mujeres y algunos hombres que trabajan en dicho sector. El grupo estaba integrado principalmente por mujeres de diversas partes del mundo, desde conductoras, ingenieras, consultoras, investigadoras, hasta funcionarias que participan en la agenda del transporte.

Ahí se habló, entre otros temas, de los principales retos que enfrentan las mujeres dentro del sector y algunas de las metas para alcanzar un transporte con perspectiva de género, enfatizando la necesidad de que la mujer tenga más acceso a participar en la agenda del transporte para influir en la forma en que se planea y operan los sistemas de transporte. También se dio a conocer un documento sobre los enfoques de la movilidad con perspectiva de género (GIZ-SUTP, 2018).

 

Figura 1. Asistentes a la primera conferencia “Women Movilize Women”, Leipzig, Alemania. Fuente: TUMI

 

 

Posteriormente, el 24 de mayo, en el marco de la Cumbre 2018 del Foro Internacional del Transporte (ITF), se lanzó “mujeres en movimiento”[3] con el objetivo de consolidar y mejorar el poder de las mujeres para la movilidad con perspectiva género, principalmente en Latinoamérica (ver firma de la declaración en la Figura 2).

 

 

Figura 2. Firma de la declaración de “mujeres en movimiento”, en el marco del ITF.

Fuente: ITF

 

Dentro de la misma Cumbre 2018 del Foro Internacional del Transporte se incluyeron temas relacionados a la planeación de la infraestructura para lograr una mayor seguridad de sus usuarias y se abrió un espacio para el networking de las asistentes al foro; destacando la participación de algunas ministras de transporte en una sesión plenaria (ver Figura 3).

 

Figura 3. Participación de Gloria Hutt Hesse (Ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Chile), Julie Anne Genter (Ministra de Transporte, Nueva Zelanda) y Anne Graham (Directora de la Autoridad Nacional del Transporte, Irlanda) en sesión plenaria del ITF 2018.

Fuente: ITF

 

Como ejemplo de ciudades que ya cuentan con lineamientos o programas que incentivan la planeación y operación del transporte público con perspectiva de género, se encuentran Londres y Viena. A nivel país, en marzo 2018, el Ministerio de Transportes del Gobierno de Chile publicó su primera Política de Equidad de Género en Transportes[4].

Al respecto, en nuestro país, el 14 de marzo del año en curso, la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (SEMOVI) presentó el Plan Estratégico de Género y Movilidad 2019[5], que tiene como visión integrar la perspectiva de género de forma transversal a las políticas de movilidad urbana en la Ciudad de México y fortalecer la igualdad entre mujeres y hombres. Bajo dicha premisa, la SEMOVI busca contribuir a que las mujeres realicen sus viajes con accesibilidad, comodidad, seguridad y con menores tiempos de traslado. En una de las secciones del plan se hace referencia a los datos sobre la participación de la mujer en el Sector Transporte, de las Publicaciones Técnicas No. 450 y 506 del Instituto Mexicano del Transporte (Cruz G. 2015 y Cruz G. et al. 2017, respectivamente). El plan define tres ejes estratégicos que responden a las tres problemáticas principales que enfrentan las mujeres en materia de movilidad: a) reducir las violencias sexuales y agresiones hacia las mujeres en el Sistema Integrado de Transporte; b) fortalecer la paridad de género y la cultura institucional en el sector transporte; y c) atender las necesidades y patrones de viaje de las mujeres de forma efectiva.

Las necesidades de movilidad de las mujeres varían de acuerdo a su contexto cultural, su edad, nivel de educación, ingresos económicos, entre otras características; además, otra gran diferencia la marca el ámbito urbano o rural. A continuación, se mencionan algunos de los retos que conlleva la planeación del transporte con perspectiva de género.

 

2.    Retos para la planeación del transporte público con perspectiva de género

De acuerdo con GIZ-SUTP (2018), la perspectiva de género es el proceso de evaluar las implicaciones para las mujeres y los hombres de cada acción planeada, en todas las áreas y todos los niveles. Es una herramienta para hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean una dimensión integral del diseño, la implementación, el monitoreo y la evaluación de políticas en todas las esferas políticas, económicas y sociales para que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y no se perpetúe la inequidad.

 “El transporte no es neutro al género. Hombres y mujeres tienen diferentes responsabilidades y roles socioeconómicos, los cuales están asociados con diferentes patrones de uso, acceso y necesidades de transporte. Sin embargo, no hay mucha evidencia recolectada sobre las necesidades diferenciadas de viaje por género entre hombres y mujeres” (Ministerio de Transportes del Gobierno de Chile, 2018).

En cuestiones de patrones de viaje, las mujeres con mayores ingresos tienden a tener patrones de viaje similares a los de los hombres, pero no es el caso en clases socioeconómicas más bajas, por lo que es importante obtener información con la desagregación por género, edad, nivel de ingresos, entre otros, para poder ofrecer la infraestructura y servicios de transporte que satisfagan las necesidades de ambos géneros. Al respecto, en el ámbito urbano se ha visto que los hombres realizan mucho menos viajes y generalmente son para actividades de trabajo, en cambio las mujeres a menudo deben hacerse cargo de varias cuestiones durante el día, como llevar y traer a los niños a la escuela, hacer compras, ir al trabajo – lo que explica la tendencia a hacer viajes más dispersos y encadenados (ver Figura 4), es decir, combinan varios propósitos de viaje para tratar de ahorrar tiempo, pues lo tienen muy limitado (lo que se denomina pobreza de tiempo); además, deben tratar de ahorrar dinero (GIZ-SUTP, 2018).

Debido a que algunas mujeres deben llevar bebés en carritos, niños o las bolsas de las compras, se les dificulta más subir y bajar escaleras, por lo que es importante que el acceso a la infraestructura de transporte y a los vehículos tome en cuenta dichas necesidades; la tendencia sería lograr un transporte inclusivo, en donde la mayoría de las necesidades estén cubiertas, incluyendo la de los niños, jóvenes, ancianos y personas con alguna discapacidad.

 

Figura 4. Esquema que ejemplifica el patrón de viajes en el ámbito urbano de mayoría de las mujeres (derecha) y de los hombres (izquierda).

Fuente: ITDP (2018) en SEMOVI (2019)

 

 

Por otra parte, las mujeres tienden a sufrir acoso físico y verbal, agresiones, robos, violaciones y asesinatos mientras utilizan el transporte público, lo que reduce su movilidad en algunas zonas u horarios en el ámbito urbano por el temor a ser víctimas. El atestamiento se vuelve una cuestión de seguridad para las mujeres ya que facilita los manoseos y el comportamiento inapropiado. Sin embargo, las mujeres tampoco están cómodas viajando solas en servicios vacíos donde son objetivos fáciles (GIZ-SUTP, 2018).

En cuanto al uso de la bicicleta como modo de transporte sostenible ambientalmente, también se ha visto que las mujeres perciben mayor inseguridad si no se proporcionan ciclovías, iluminación y áreas seguras; por lo que el desafío consiste en mejorar la seguridad, crear zonas de uso mixto de suelo, mejorar la iluminación y cambiar los patrones de conducta a través de campañas para reducir la vulnerabilidad de las mujeres.

Con respecto al ámbito rural o a las zonas periféricas de las áreas urbanas, la falta de frecuencia en los servicios de transporte y, en ocasiones, los altos precios del mismo, también limita su movilidad y, en consecuencia, su participación en los ámbitos políticos, económicos y sociales (Ministerio de Transportes del Gobierno de Chile, 2018).

Otro reto consiste en aumentar la participación de la mujer en el ámbito laboral del sector transporte, ya que su participación en la operación del transporte podría ayudar a cambiar los patrones de conducta y reduciría la brecha de género en dicho sector laboral; en cuanto a la fase de la planeación del transporte, su involucramiento favorecería que se tomarán en cuenta las distintas necesidades para lograr un transporte público inclusivo, avanzando en la transición hacia un transporte sostenible socialmente. 

 

3.    Conclusiones

En las distintas fases de la planeación, el diseño, la construcción, la operación y el mantenimiento de la infraestructura y de los servicios de transporte público deberían estar involucrados los actores principales, como las autoridades, los grupos de usuarios y comunidades afectadas. Si se logra tomar en consideración las necesidades con perspectiva de género, en el transporte, sería un primer paso para derribar las barreras a las que se enfrentan las mujeres y las inversiones podrían tener mayor impacto en el bienestar tanto económico como social. La meta última consistiría en lograr un transporte público inclusivo, tanto en el ámbito urbano como rural. En la medida en que se ofrezcan mejores servicios de transporte público que atraigan a un mayor número de usuarias y usuarios, así como infraestructura adecuada para el transporte activo, se estará también trabajando en la transición hacia una movilidad sostenible. En México, aún queda mucho por hacer para lograr la equidad de género en el transporte, por lo que se espera que se desarrollen más proyectos en torno al tema.   

 

4.    Referencias

Cruz Gonzalez, G. (2015). Elasticidad producto del empleo de los trabajadores del sector transporte en México. Publicación técnica No. 450, Instituto Mexicano del Transporte.

 

Cruz González, G., Torres Vargas, G., Hernández García, S., Arroyo Osorno, J. A., y González García, J. A. (2017). Mercado laboral del sector transporte en México: una perspectiva de género. Publicación técnica No. 506, Instituto Mexicano del Transporte.

 

GIZ-SUTP (2018). Enfoques para la movilidad urbana con perspectiva de género. Módulo 7a transporte sostenible: un texto de referencia para diseñadores de políticas en ciudades en desarrollo. Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en alemán) y Proyecto de Transporte Urbano Sostenible (SUTP, por sus siglas en inglés). 2a edición, noviembre 2018.

 

ITDP (2018). Access for all series. Policies for inclusive TOD. Institute for Transportation and Development Policy. New York, EE UU.

 

Ministerio de Transportes del Gobierno de Chile (2018). Política de equidad de género en transportes. Hacia un sistema de transportes para todos y todas. Unidad de Género, Coordinación de Usuarios, Subsecretaría de Transportes; Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. Primera edición; Santiago de Chile, marzo 2018.

 

SEMOVI (2019). Plan estratégico de género y movilidad. Secretaría de Movilidad, Gobierno de la Ciudad de México.

GRADILLA LUZ
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