Notas
 
Instituto Mexicano del Transporte
Publicación bimestral de divulgación externa

NOTAS núm. 166, MAYO-JUNIO 2017, artículo 1
Uso potencial de la geotecnología en la logística humanitaria postdesastre
GRADILLA Luz y BACKHOFF Miguel

 

1.    Introducción

 

La obstrucción de tramos carreteros causada por eventos climáticos extremos puede provocar consecuencias negativas para las actividades económicas y sociales del país. Esto se debe a que el sistema de transporte que incluye la red carretera, es considerado como un sistema vital que permite llevar ayuda a la población afectada a través de la logística humanitaria postdesastre, así como tener acceso a las áreas afectadas para el restablecimiento de los otros sistemas vitales con los que el transporte está complejamente interrelacionado, como el sistema energético y el de comunicaciones. Los aeropuertos también pueden verse afectados y, por tanto, estos podrían representar un cuello de botella para la entrega de suministros durante la fase inmediata de respuesta a un desastre. Tal como sucedió en México en el 2013 por los daños de la tormenta tropical Manuel, en el estado de Guerrero (Gradilla, L. y Aguerrebere, R.; 2014).

 

La logística humanitaria postdesastre (PD-HL[1], por sus siglas en inglés) involucra aquellas actividades que se realizan en la fase de respuesta y de recuperación de la llamada administración de la emergencia (ver Figura 1), tales como el suministro de bienes que se consideran de primera necesidad (comida, agua, medicinas, abrigo, etc.). De acuerdo a Holguín-Veras et al. (2012) uno de sus objetivos debería ser minimizar los costos sociales, tales como el sufrimiento.

 

La ocurrencia de desastres en áreas geográficas extensas incrementa la complejidad de la respuesta logística. Además, es importante que exista la cultura de colaboración tanto dentro de las organizaciones como entre ellas para lograr un mejor desempeño de la logística humanitaria.

 

Figura 1. Resumen de las distintas etapas de la cadena logística humanitaria

Fuente: Abidi et al. (2012)

 

 

2.    Posibles aplicaciones geotecnológicas

 

De acuerdo con Day et al. (2012), algunos de los factores que aumentan la dificultad después de un evento climático extremo son: el rápido cambio del medio ambiente, las pobres comunicaciones, la aparición durante la respuesta de actores y proveedores inesperados, así como la falta de información de las capacidades reales de los proveedores de servicios y suministros. Por lo que una forma de mejorar la sincronización de los flujos de materiales y suministros de ayuda consiste en hacer más eficiente la forma en que se comparte la información así como los medios de comunicación que se utilizan a lo largo de la cadena de suministro.

 

2.1 Aplicaciones para teléfonos móviles

 

Las tecnologías móviles como los teléfonos móviles inteligentes y las tabletas están revolucionando a la gestión de las emergencias y la forma en que se mapea. Por ejemplo, durante la etapa de la recuperación se obtiene información en campo a través de tabletas y se descarga información directamente de la nube y de los diferentes servidores. Esta tecnología no sólo permite reducir el tiempo de procesamiento y los errores, sino que también permite generar mapas con mayor rapidez. La información en tiempo real de los daños podría ser obtenida de la misma forma, lo que significa que se podrían obtener estimaciones preliminares y detalladas sobre los daños en horas y no en días. Aunado a lo anterior, se cuenta con la información de los sensores ciudadanos que provienen de las redes sociales, por lo que existe la posibilidad de obtener información sobre los daños y la respuesta a una emergencia de fuentes colectivas. Esto debido a que los teléfonos inteligentes permiten la geocodificación, por ejemplo, en Twitter se puede saber de qué se está hablando y desde qué parte del mundo se está emitiendo el mensaje. Los mapas de los tuits dan una idea de la situación, de los impactos y el estado de los ciudadanos, desde una perspectiva de abajo hacia arriba, lo que permitirá aumentar la resiliencia de las comunidades.

 

Al respecto, en la Unidad de Sistemas de Información Geoespacial del Instituto Mexicano del Transporte, se desarrolló una aplicación para dispositivos móviles que permite obtener información georreferenciada de la infraestructura carretera y que eventualmente puede ser ampliada para obtener información sobre daños sufridos en ésta (Morales et al., 2015).

 

Entre las funciones que pueden integrarse a dicha aplicación  y que representarían gran utilidad para la población de una comunidad afectada por un desastre natural se encuentra la recolección y envío de datos relacionados a daños ocasionados a la infraestructura. Por ejemplo, la ubicación geoespacial de la zona donde el libre paso por una carretera o camino ha quedado interrumpido debido a los efectos de un fenómeno meteorológico. Una vez integrados en el SIG, al ser puntos georreferenciados visibles en un mapa, tanto las autoridades responsables como la misma población estarían en la posibilidad de crear rutas alternas de acceso o evacuación, incrementar la seguridad del personal que atiende la emergencia y la optimización de todos los recursos dedicados a ésta.

 

Mediante la configuración de las funciones dispuestas en la aplicación se haría posible el envío de los datos del portador del teléfono móvil directamente a las entidades responsables para la atención en caso de desastre, tales como protección civil o seguridad ciudadana. El mismo mensaje de alerta sería enviado a distintos contactos con la finalidad de facilitar las tareas de búsqueda y rescate en caso de ser requeridas. Esta funcionalidad sería semejante a tener un botón de pánico en el teléfono celular, el cual proporcionaría como un mínimo de información las coordenadas de ubicación del usuario atrapado en un evento que ponga en riesgo su vida o la de una población.

 

Es importante destacar, que sin importar la falta de cobertura de red de datos o celular, una aplicación nativa del sistema operativo Android o iOS mantiene su funcionalidad en cuestiones de ubicación geoespacial, pues hace uso de la red de satélites del sistema GPS.

 

En suma, los dispositivos móviles han propiciado la multiplicación de servicios basados en la información geoespacial, generada tanto de manera no intencional mediante el uso de las redes sociales (Twitter y Facebook), como por procesos de cartografía colaborativa con base en la web, lo cual se traduce en un potencial de aplicación sin precedentes para la atención de emergencias humanitarias, tales han sido los casos del terremoto que devastó Haití en 2010 o la respuesta a la epidemia por el virus de Ébola en África occidental en 2014.

 

2.2  Mapeo colaborativo

 

Las técnicas de mapeo colaborativo integran a la tecnología y a la comunidad para mejorar la calidad de la información (ver Figura 2), para lograrlo existen tres principios básicos (ONU-OCHA, 2012):

1.    La información es una necesidad básica.

2.    Cualquiera puede generar información valiosa.

3.    La información crea más valor cuando ésta puede ser compartida amplia y libremente.

 

 

Figura 2. Integración de la tecnología y de la comunidad para mejorar la calidad de la información

Fuente: Basado en ONU-OCHA (2012)

 

La comunidad es tan importante que incluso cuando no se dispone de Internet puede contribuir con información útil a través de aplicaciones como FireChat, una aplicación gratuita desarrollada por Open Garden que permite enviar mensajes entre dispositivos móviles sin necesidad de tener conexión a Internet o a la red de celular. La aplicación utiliza la antena Bluetooth y Wifi de los dispositivos móviles para establecer la comunicación y funcionar, ya que se crea una pequeña red local de repetidores provocando que entre más personas haya en un mismo lugar más lejos llegue la cobertura de la aplicación (Gradilla, 2015).

 

Laituri y Kodrich (2008) han sugerido que las personas pueden verse como sensores – ya que pueden recolectar información para ayudar en el proceso de recuperación y subir dicha información para una amplia diseminación. Inclusive más allá de los canales tradicionales establecidos para la respuesta durante una emergencia, por lo que esta capacidad debería ser explorada y aprovechada mucho más.

 

Desde el temblor en Haití del año 2010, se han realizado muchos esfuerzos en colaboración con la sociedad civil para producir mapas de áreas afectadas por desastres naturales, dicha colaboración fue posible gracias al desarrollo de las tecnologías de información y de comunicaciones, tales como el GPS, la Web 2.0 y los teléfonos móviles. De esta manera, las personas pueden actuar como sensores ya que a lo largo de sus vidas adquieren conocimientos sobre los lugares donde viven, trabajan o visitan, tales como los nombres del lugar, las características topográficas y de las redes de transporte. Por lo tanto, una persona puede ser considerada como un sensor inteligente móvil que está equipado con las habilidades de interpretación e integración, mismas que varían de acuerdo a las experiencias de la persona. Estas habilidades se pueden mejorar a través del uso de teléfonos móviles con GPS integrado, cámaras digitales y dispositivos de rastreo (Manfré et al. 2012).

 

A pesar de que aún existen muchas preguntas sobre la Información Geográfica Voluntaria o Participativa (VGI[2], por sus siglas en inglés), tales como las razones que llevan a las personas a contribuir con información, la calidad de los datos y los métodos apropiados para la síntesis y el análisis de dicha información, la vasta cantidad de datos que se vuelve disponible a través de los sistemas VGI constituye un recurso copioso e inmediato de información geográfica para distintos propósitos. Recientemente, se ha incrementado rápidamente el número de páginas en Internet que permiten a los usuarios contribuir a un rango diversificado de información o atributos geográficos; por ejemplo, WikiMapia, OpenStreetMap, Mapufacture, GeoCommons, TerraWiki, FixMyStreet, y WhoIsSick, entre otras. Esto que se denomina “wikificación[3]” ha alcanzado a los Sistemas de Información Geográfica (SIG) porque las cuatro funciones principales de los SIG (adquisición de datos, almacenamiento, modelado y mapeo o visualización) se han realizado constantemente en el sistema “wiki” (Manfré et al. 2012).

 

El desarrollo más significativo en la “wikificación” en los SIG ha ocurrido en el área de la producción de datos porque la “wikificación” cambia el comportamiento de los individuos hacia la vasta información geoespacial disponible en línea. Por esto, las personas se han convertido en usuarios activos en la producción y en el intercambio de datos, siendo que hasta hace poco eran considerados usuarios pasivos.

 

Una plataforma llamada Ushahidi fue desarrollada en el 2008 para generar mapas dinámicos dedicados a la gestión de crisis (por ejemplo, crisis políticas, desastres naturales y conflictos locales). Esta aplicación permite a cualquiera compartir información vía mensajes de texto (SMS[4], por sus siglas en inglés), correo electrónico u otras formas disponibles en el sitio. Es una plataforma libre y de código abierto que opera de acuerdo a la lógica de aplicaciones web híbridas[5], esta combina una serie de servicios web, tales como mapeo, bases de datos, herramientas para la manipulación de datos y funcionalidades para visualización, entre otras. “Ushahidi” fue utilizada durante el terremoto de Haití en 2010 y en el terremoto de Christchurch en 2011. Ushahidi también ha sido utilizada en otros desastres, para proveer ayuda a las víctimas, a las organizaciones no gubernamentales (oenegés) y a las autoridades en la etapa de respuesta (Manfré et al. 2012).

 

Otro ejemplo de un caso reciente, es el de la plataforma[6] de la organización “The Humanitarian OpenStreetMap Team” que organiza un mapatón[7]en caso de que se presente alguna crisis para que voluntarios alrededor del mundo contribuyan con el mapeo de zonas específicas, tal como la ocurrida durante los temblores que sufrió Nepal en el año 2015 (ver figura 3).

 

Por ello se podría decir que la implementación de la Información Geográfica Voluntaria es una iniciativa importante para mejorar los sistemas de alerta y los planes de ayuda en emergencias. La información que proveen los ciudadanos es importante para mejorar el sistema de la gestión de desastres, aunque los ciudadanos deberían someterse a un entrenamiento y las comunidades en áreas de riesgo deberían contar con un número mínimo de voluntarios para proveer información y facilitar las acciones de ayuda durante eventos severos.

 

Figura 3. Proyecto creado en la plataforma para organizar el trabajo del mapeo colaborativo, para el caso de los terremotos de Nepal en 2015.

Fuente: www.hotosm.org

 

2.3 Uso de drones

 

El uso de drones y vehículos aéreos no tripulados para generar datos georreferenciados, observa un crecimiento exponencial cuyo horizonte parece ilimitado; en términos generales para el transporte en todos sus modos y áreas, y en lo particular para diseñar estrategias logísticas de movilidad, acceso y suministro para la atención de emergencias en caso de desastres. No obstante, hay que advertir que las capacidades, funciones y utilidad de los drones dependen de los sensores a bordo, del equipamiento disponible para la gestión y el procesamiento de masivas bases de datos así como de la robustez de los sistemas y de los programas para aprovecharlos. Lo cual involucra temas de la llamada 4a. revolución industrial: inteligencia artificial, plataformas avanzadas de análisis geoespacial, servicios basados en la localización (uso de dispositivos móviles), IoT (internet de las cosas), que exige redes de banda ancha y amplias coberturas, entre otras condicionantes.

 

Por ejemplo, en algunas zonas de difícil acceso se pueden utilizar drones para la evaluación de daños, pero también se están desarrollando drones desechables[8], construidos con cartón, que son de bajo costo y que permiten llevar medicinas, aunque sólo realizan el viaje de ida. A la vez, están en desarrollo drones “comestibles” para llevar comida deshidratada, tal es el caso del dron Pouncer de 75 kg de peso que está construido con madera y alimentos deshidratados, para proporcionar combustible con la madera, agua y raciones de alimentos. De acuerdo a su diseñador, Nigel Gifford, con los 50 kg de alimentos contenidos en cada dron se pueden preparar 100 raciones de comida, aunque una de las limitaciones de este diseño es que debe ser enviado desde un avión (ver figura 4).

 

 

Figura 4. El dron “Pouncer”.

Fuente: Windhorse Aerospace

 

 

3.  Conclusiones

 

Debido a las limitadas opciones de previsión de las consecuencias del cambio climático, el capital social jugará un papel muy importante para aumentar la resiliencia blanda[9] del sistema de transporte; ya que la comunicación ágil entre personas propicia una mejor respuesta en momentos de crisis y más aún con herramientas geotecnológicas. Así las personas se pueden ver como sensores que alimentan con información oportuna a través de sus dispositivos móviles (cuando estos funcionan), ayudando a establecer la magnitud de los daños y a definir las zonas afectadas en casos de desastres naturales (con mayor facilidad cuando cuentan con GPS en sus dispositivos móviles); permitiendo de esta manera que la logística humanitaria postdesastre pueda ser más eficiente y efectiva.

 

Referencias

Abidi, H.; Klumpp, M. y Mohr, K. (2012). Fourth party humanitarian logistics, Proceedings of NOFOMA, 7-8 June, Naantali, Finlandia.

Day, J.M., Melnyk, S.A., Larson, P.D., Davis, E.W., & Whybark, D.C. (2012). Humanitarian and Disaster Relief Supply Chains: A Matter of Life and Death. Journal of Supply Chain Management, 48 (2), pp. 21-36.

Gradilla, L. y Aguerrebere, R. (2014). Prioridad a la reconstrucción de carreteras después de un desastre natural. Vías Terrestres, boletín AMIVTAC, No. 29, año 5.

Gradilla Hernández, L. A. (2015). Consideraciones para la gestión de la logística humanitarian postdesastre. Publicación técnica No. 433, Instituto Mexicano del Transporte, Sanfandila, México.

Holguín-Veras, J.; Jaller, M.; Van Wassenhove, L.; Pérez, N.; Wachtendorf, T. (2012). On the unique features of post-disaster humanitarian logistics. Jounal of operations management. Volume 30 (7-8), pp. 494-506.

Laituri, M. y Kodrich, K. (2008). On Line Disaster Response Community: People as Sensors of High Magnitude Disasters Using Internet GIS. Sensors 8 (5), pp. 3037-3055.

Manfré, L. A.; Hirata, E.; Silva, J. B.; Shinohara, E. J.; Giannotti, M. A.; Larocca, A. P. C.; Quintanilha, J. A. (2012). An Analysis of Geospatial Technologies for Risk and Natural Disaster Management. ISPRS International Journal of Geo-Information 1 (2), pp. 166-185.

Morales Bautista, E. M.; Backhoff Pohls, M. A.; Vázquez Paulino, J. C.; González Moreno, J. O. (2015). Aplicación geoinformática para dispositivos móviles con fines de gestión de información geoespacial del transporte. Publicación técnica No. 432, Instituto Mexicano del Transporte, Sanfandila, México.

ONU-OCHA (2012). Humanitarianism in the network age. Including world humanitarian data and trends. Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA) policy and studies series.

 

GRADILLA Luz
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BACKHOFF Miguel
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[1] Postdisaster humanitarian logistics

[2] Volunteered Geographic Information

[3] Del término en inglés Wikification

[4] Short Message Service

[5] Del término en inglés Mash-ups

[7] Del término en inglés mapathons

[9] La resiliencia blanda está orientada al proceso de la gestión integral de riesgos y de la respuesta ante emergencias; por lo que depende de la preparación, la coordinación y la colaboración entre organizaciones para alcanzar flexibilidad y agilidad en la respuesta.