Notas
 
Instituto Mexicano del Transporte
Publicación bimestral de divulgación externa

NOTAS núm. 8, enero-febrero 1993, artículo 1
Implicaciones del tratado de libre comercio para el transporte doméstico de carga
 

Una de las consecuencias previsibles de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá será, según estimaciones de expertos, un incremento en la actividad económica y en su ritmo de crecimiento a nivel nacional, lo cual tendrá implicaciones para el transporte tanto en la cantidad como en la calidad de los servicios demandados.

Con el fin de obtener una idea muy general de los volúmenes de carga a mover por el sistema de transporte nacional durante la última década del siglo, se tomó como base el pronóstico de la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) elaborado por Ciemex -Wefa para escenarios Con y Sin Tratado de Libre Comercio y publicado en el periódico "El Economista"' del 10 de julio de 1992.

Las estimaciones se hicieron mediante modelos sencillos de regresión lineal que relacionan el PIB con las toneladas transportadas y con las toneladas -kilómetro en el período 1986-1990. En ambas regresiones, el PIB es la variable independiente, y las toneladas y toneladas-kilómetro son la variable dependiente. El PIB para los años 1992-2002 se calculó con base en las estimaciones de Ciemex-Wefa. Posteriormente, en función de esos pronósticos del PI B se calcularon las toneladas y toneladas-kilómetro transportadas para los años del período 1991-2002.

El cuadro 1 presenta la magnitud total de la demanda de transporte nacional Con y Sin TLC. Como se observa, la tasa de crecimiento medio anual (TCMA) del volumen en toneladas y toneladas-kilómetro durante el período 1990-2002, sería de 3% y 3.8% Con TLC y 2.2% y 2.8% Sin TLC, respectivamente. Al comparar estas tasas de crecimiento con las registradas en el mismo orden en la década de 1980-1990, que fueron de 1.2% y 1.5%, se observa que la TCMA de 1990-2002 Con TLC es aproximadamente dos y media veces la tasa de crecimiento de ese período y Sin TLC sería un poco menor. Al año 2002, los incrementos esperados en el tonelaje a mover, serán 30% mayores que en 1990 sin TLC, y 43% mayores en el escenario Con TLC. La diferencia que marca el TLC entre ambas estimaciones es del 10% en dicho año.

Otro factor importante a estudiar es la distribución de la carga entre los modos de transporte. La actual repartición modal se encuentra excesivamente inclinada al autotransporte, con el 79.4% del total de toneladas transportadas en México durante 1990, mientras que el ferrocarril movió el 12.9% y el transporte marítimo el 7.7%, siendo la participación del modo aéreo poco significativa.


CUADRO 1
EVOLUCION DEL VOLUMEN DE TRANSPORTE DOMESTICO TOTAL

  SIN TLC CON TLC
AÑO PIB
($ X 1012)
TON
(106)
TON-KM
(106)
PIB
($ X 1012)
TON
(10 6)
TON-KM
(10 6)
1990 680.6 396.4 164,637  
1997 902.6 457.7 199,225 983.4 479.8 211,146
2002 1,108.7 514.1 229,631 1,297.6 565.8 257,474


NOTA: PIB en pesos de 1990.


Esta repartición modal es consecuencia de diversos hechos históricos, tecnológicos, económicos y políticos y depende de factores que son difíciles de alterar en el corto plazo, por lo que no es realista esperar cambios radicales en plazos breves.

Si como una posibilidad, se considera que la distribución de la carga se mantiene igual que en 1990, los volúmenes de toneladas y toneladas-kilómetro para cada uno de los modos de transporte doméstico de carga en el año 2002 serían los siguientes, tomando como referencia los escenarios del cuadro 1:


CUADRO 2
REPARTICION MODAL DEL MOVIMIENTO DOMESTICO
DE CARGA EN EL AÑO 2002

  SIN TLC CON TLC
MODO TON
(106)
TON-KM
(106)
TON
(10 6)
TON-KM
(10 6)
CARRETERO 408.1 151,876 449.2 170,291
FERROVIARIO 66.1 50,795 72.8 56,953
MARITIMO 39.7 26,890 43.7 30,150
AEREO 0.1 71 0.1 80

Es obvio que esta distribución modal de la carga es solamente indicativa, pues cambiará al variar las características cualitativas de los modos de transporte involucrados. Por ejemplo, tanto el ferrocarril como el transporte marítimo pueden aumentar su participación mejorando sus servicios. Sin embargo, también puede ocurrir que, de no superar sus múltiples problemas, el ferrocarril siga perdiendo participación en favor del transporte carretero.

En cualquier caso, está claro que el sector transporte tiene que prepararse para un incremento en el volumen de demanda, superior al de la última década y que para lograr cambios significativos en la repartición modal de la demanda atendida tendrá que hacerse un esfuerzo considerable en el ferrocarril y el transporte marítimo de cabotaje.


Hugo Arturo Segura Burgueño

 

 
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