Notas
 
Instituto Mexicano del Transporte
Publicación mensual de divulgación externa

NOTAS núm. 73, julio 2003, artículo 4
La problemática del transporte regional en el abasto y distribución de productos de consumo básico
 

1. Introducción.

En México, la mayor proporción de la población en extrema pobreza se localiza en regiones de difícil acceso, de cuyo marco emergen condiciones que reflejan los esquemas más elocuentes del subdesarrollo. Tal situación ha conformado cuadros con necesidades muy específicas y urgentes de atender. Por supuesto, uno de los elementos más importantes a considerar es la alimentación
 y, por tanto, su procuración debe ser prioritaria. Por esta razón, el Estado mexicano, para atenuar el problema de alimentación de miles de familias localizadas en regiones de difícil acceso, durante varias décadas ha impulsado el programa rural de abasto social de productos básicos.

En materia de transporte, está claro que el abasto implica el traslado de grandes volúmenes de alimentos para su distribución, lo cual enfrenta dos dificultades principales. La primera proviene de la diversidad de productos involucrados en esta actividad; la segunda se refiere a la complejidad y altos costos inherentes al proceso de distribución.

Este artículo, tiene como objetivo destacar la problemática del transporte en la distribución de productos en regiones de difícil acceso, con la intención de hacer conciencia que mediante una operación adecuada del transporte se puede contribuir a que los recursos sean mejor aprovechados.

Es importante destacar que una mala ejecución de los programas sociales redunda en altos costos de operación, transformándose en la fase más común donde se pierden importantes flujos de capital.

2. Subsidios indirectos en la distribución.

A través del desarrollo institucional y su política de abasto social de productos para la población de escasos recursos, el Estado mexicano canalizó un conjunto de subsidios para la operación de los programas. Dichos subsidios se destinaron, inicialmente, de manera directa a los precios de 25 productos básicos; asimismo, los subsidios se asignaron también para el equipamiento de tiendas, capitales de trabajo, acondicionamiento de almacenes y para la operación del transporte.

Con el tiempo y en el marco del nuevo modelo económico de competitividad, el Estado mexicano optó por el repliegue de su fuerza comercial, reduciendo en 1998 el subsidio para el maíz y la harina derivada del mismo. Para fines de 1999, ambos subsidios desaparecieron. Adicionalmente, el programa se redujo a atender sólo a aquellas comunidades no mayores de 4,000 habitantes.

Ante esta situación, el Estado se ha concretado a absorber los costos de distribución, manteniendo así subsidios indirectos, tales como: costos de manipulación (remuneraciones y prevención social, administrativa y operativa), servicios a comunidades, combustibles y lubricantes, mantenimiento de equipo de transporte, fletes y maniobras, almacenaje, mermas, documentación, depreciación, gastos de viaje, materiales y equipo de oficina, primas de seguros, impuestos, costos de capital (financiamiento, cuentas por cobrar, ventas a crédito, etc.).

Como resultado de un análisis de los costos logísticos, se encontró que la participación del transporte en los gastos de distribución representó un poco más del 45%, colocando a esta actividad como el elemento subsidiado más importante en la actividad logística.

3. La red de distribución y su demanda.

Para el año 2000, el sistema nacional para la distribución de productos básicos, contaba con una infraestructura comercial integrada por 31 almacenes centrales, 293 almacenes rurales y 3,811 vehículos en operación, de los cuales aproximadamente 2,000 se destinaban para el transporte de carga, los cuales llevaban productos a casi 23 mil tiendas ubicadas por todo el país en regiones de difícil acceso, atendiendo una demanda con características especiales.

Específicamente, el mercado atendido por el sistema de abasto social se encuentra físicamente disperso por toda la región que cubre, con volúmenes de demanda generalmente bajos. Por otro lado, los ciclos agrícolas y el autoconsumo hacen que la demanda presente un fuerte grado de concentración temporal en períodos muy cortos. Esto último permite identificar, por un lado, que los hábitos alimenticios están dirigidos al consumo de granos y, por el otro, la necesidad de complementarse con otro tipo de productos.

4. Problemática del transporte en regiones de difícil acceso.

Derivado de las condiciones prevalecientes de la red de transporte para el abasto social de productos básicos, es común encontrarse graves problemas de subutilización y de operación de transporte, los cuales se reflejan en altos costos de distribución.

Desde el punto de vista logístico y de los efectos en la subutilización de la flota vehicular, algunos de los problemas que afectan al transporte son los siguientes:

a) La combinación de la dispersión regional de los puntos de venta y los bajos volúmenes de mercancía requeridos provocan grandes tiempos de recorrido, los cuales se manifiestan en un uso intensivo del transporte.

b) La falta de tecnología adecuada para las maniobras de carga y descarga, no permiten agilizar esta actividad, provocando excesivos tiempos de procesamiento, en ocasiones mayores al tiempo de recorrido, afectando negativamente al ciclo vehicular.

c) Por otro lado, las dificultades para la puesta en marcha de nuevas prácticas logísticas, ya sea por aspectos meramente burocráticos, jurídico-administrativos, o simplemente por resistencia al cambio, son algunos de los factores que contribuyen también en la subutilización de la flota vehicular.

Por lo que se refiere a los altos costos de transporte, la problemática se debe a los siguientes aspectos:

a) En particular, los caminos de terracería, y en ocasiones el mal estado de los pavimentos, así como las fuertes pendientes con altos grados de sinuosidad, hacen de los costos de transporte un factor de gran importancia. Más aún, si se considera que todas las regiones que atiende el programa de abasto social presentan este tipo de caminos.

b) Asociado a lo anterior, la poca disponibilidad de rutas alternas agrava el problema de los costos de transporte. Específicamente, esta situación exige la búsqueda de soluciones más profundas y de mayor envergadura que no necesariamente competen directamente al transporte, pero sí al sistema de distribución; por ejemplo, reconfiguración de las unidades operativas, relocalización de almacenes, reasignación de tiendas, etc.

c) Por otro lado, la ausencia de tecnología para el intercambio de información y las comunicaciones en las regiones atendidas, hacen más complicada la gestión logística del sistema y la toma de decisiones, impactando ampliamente en los costos de distribución.

5. Conclusiones.

La interacción de los sistemas de abasto y distribución de productos en un entorno tan complejo, frecuentemente generan un conjunto inusitado de problemas para la administración logística. Esta variabilidad de problemas puede llegar a ser tan amplia que aún los administradores logísticos más experimentados podrían caer en algún error de previsión. La necesidad de estar alerta a los problemas típicos, es un deber del administrador de las flotas de transporte, pero intuir aquellos problemas casi imperceptibles a los que se podrían enfrentar, es una obligación, sobre todo cuando la operación del transporte se da en regiones de difícil acceso.

Asimismo, no sólo las soluciones que se promuevan para mejorar el transporte pueden reducir los costos; quizá, para ello, el sistema deba emprender también acciones especiales para mejorar la distribución, cambiando procesos ineficientes, de acuerdo con las necesidades de la demanda.

Es importante subrayar que la dotación de productos básicos es compleja, y se manifiesta en las dificultades físicas de acceso y los altos costos que ello implica. En el 2000, el organismo que administra este programa señaló que los indicadores de evaluación y de gestión lograron márgenes de ahorro al consumidor por encima de la meta, con una satisfacción adecuada al cliente del 85% y con una pérdida del 3.2% en las actividades de abasto, manifestando que este indicador se encontraba por debajo de la meta.

Finalmente, se considera que las instituciones creadas para atender los programas de abasto social deben buscar alternativas que reduzcan la problemática antes citada y los gastos injustificados de operación de los programas. La operación debe seguir logísticas perfectamente estructuradas que permitan la reducción de costos, sin afectar el objetivo principal del mismo. Por ejemplo, una adecuada gestión del sistema de distribución y -en especial- del transporte, puede permitir el ahorro de importantes montos de capital que pueden ser mejor aprovechados para alcanzar una mayor cantidad de población beneficiaria.

José Elías JIMÉNEZ SÁNCHEZ

 

Cuadro de texto: *Basado en el documento: JIMÉNEZ SÁNCHEZ, José Elías, “El transporte regional de productos de consumo básico”, Publicación Técnica No. 175, Instituto Mexicano del Transporte, Sanfandila, Qro., 2001.

 
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