En Europa, Japón y Estados Unidos la utilización de mezclas porosas o drenantes en la superficie de los pavimentos ha contribuido a mejorar la comodidad y seguridad de la circulación en tramos carreteros con precipitaciones continuas, ya que permiten la entrada del agua a la carpeta porosa y la conducen hacia las zonas laterales, con lo que evitan la formación de una película de agua sobre la superficie del pavimento y el consecuente riesgo de hidroplano de los vehiculos. Estudios realizados por la Asociación Americana de Ensayos de Materiales (ASTM), han determinado que el fenómeno de hidroplaneo en una supeficie mojada se produce, cuando un veh‹culo circula a 75 km/hr sobre un pavimento construido con mezcla densa; en contraste, cuando el pavimento tiene una superficie porosa, el hidroplaneo se presenta hasta los 115 km/hr. Las carpetas porosas pueden definirse como mezclas asfálticas con un contenido de huecos suficientemente alto (16-25%) para permitir que el agua de lluvia se filtre a través de ella con rapidez y pueda ser evacuada hacia los acotamientos, cunetas u otros elementos de drenaje, evitando su permanencia en la superficie de la capa de rodadura, incluso bajo precipitaciones intensas y prolongadas (véase la figura). En estas mezclas, la escasez de agregado fino debido a la falta de mortero las hace mucho más vulnerables a los efectos de disgregación, lo que ha de ser compensado con una película de asfalto de mayor espesor y mejor calidad alrededor de los agregados. Para esas aplicaciones, los asfaltos modificados por la adición de polímeros han mejorado las propiedades de susceptibilidad térmica, adhesividad y envejecimiento de las mezclas porosas. En España, por ejemplo, más de la mitad de las carpetas porosas se han construido con este tipo de asfaltos. En general las mezclas porosas en carreteras tienen las siguientes ventajas:
Como limitaciones pueden citarse:
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