Notas
 
Instituto Mexicano del Transporte
Publicación bimestral de divulgación externa

NOTAS núm. 5, julio-agosto 1992, artículo 2
Contribución del transporte al P.I.B.
 

El Producto Interno Bruto (PIB) de un país es la suma total del valor monetario de los bienes y servicios producidos en ese país en un cierto lapso, normalmente un año. De acuerdo con esta definición, el PIB es un indicador cuantitativo de la actividad económica en una sociedad.

En México, a principios de siglo las actividades agropecuarias ocupaban el primer lugar dentro de la formación del PIB con una participación del 19.9%, seguidas por la naciente producción de manufacturas con un 12.3%. Esta proporción se ha modificado con el paso de los años, principalmente como resultado de las políticas de desarrollo macroeconómico que a partir de la década de los cuarenta impulsaron la industrialización. Así, ya en 1980 se observaba un reparto porcentual del PIB similar al que el Sistema de Cuentas Nacionales de México reportaba para 1987, que asignaba 8.7% al sector primario, 35.9% al secundario (industria) y 55.4% al terciario (servicios).

El transporte, como actividad económica, tiene una participación en la formación del PIB que fue del orden del 2.5% entre 1952 y 1969 y alrededor del 6.0% entre 1970 y 1986. Es un lugar común afirmar que una alta participación del transporte dentro del PIB refleja un gran dinamismo en su papel dentro de la economía. Sin embargo, esta afirmación debe abordarse con cautela, ya que también puede indicar que los precios del servicio son demasiado altos, que se efectúan recorridos innecesarios o extensos, que se transporta carga mayormente pesada o voluminosa o incluso que el sector es ineficiente.

La evidencia internacional al respecto tampoco es concluyente, pues se observa que en países como Colombia y Argentina la participación del transporte en el PIB durante el período 1970-1981 fue mayor que en Japón, Estados Unidos y Francia.

En el caso de México, la participación del sector, similar a la de los países industrializados citados, pudiera resultar representativa en función de su dimensión geoeconómica y de la limitada integración del sistema de transporte nacional, que da preferencia al uso del autotransporte y en esa medida encarece la actividad.

Sin embargo, por otra parte cabe apuntar que la participación del transporte bien pudiera estar subestimada por los subsidios asignados a importantes subsectores como el ferroviario o el urbano en la Ciudad de México, que ha impedido contabilizar el valor real de los servicios producidos; por la práctica generalizada de adquirir las importaciones a precios C.I.F. y de vender las exportaciones a precios F.O.B., e incluso por la existencia de grandes flotas de transporte para servicio particular por la escasez de oferta de servicios públicos confiables. Si la magnitud de los factores mencionados resultase significativa, la participación real del sector transporte en la formación del P.I.B. de México podría resultar mucho más alta de lo que tradicionalmente se ha supuesto.


Oscar Armando Rico Galeana, Investigador del IMT
 
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