Notas
 
Instituto Mexicano del Transporte
Publicación bimestral de divulgación externa

NOTAS núm. 200, NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2022, artículo 3
La informalidad empresarial del autotransporte de carga en México
JIMÉNEZ Elías

Introducción

El autotransporte de carga se coloca como uno de los sectores industriales que posee un potencial económico extraordinario. Su nivel de recuperación ante crisis económicas es bastante elástico, su PIB sectorial puede llegar a estar hasta tres veces por arriba del PIB nacional. Datos del INEGI, señalan que este sector aporta 3.2 % del Producto Interno Bruto (PIB). En términos generales, se sabe que entre 2010 y 2018 el PIB de esta Industria registró un crecimiento promedio anual en términos reales de 4.7 %, superior al 2.7 % que registró el PIB nacional. En 2017 empleó un millón 134 mil personas y, pagó remuneraciones por $14,800 pesos mensuales en promedio por persona. No obstante, este potencial, el futuro del sector generalmente se torna incierto por dos cuestiones principales; la primera, porque es una demanda derivada, que significa depender de terceros para su crecimiento, y la segunda, porque existe una proporción importante de empresas en el sector informal.

La informalidad es considerada como el conjunto de empresas, trabajadores y actividades que operan fuera de los marcos legales y regulatorios. Se caracteriza principalmente por la evasión de la carga impositiva y porque no goza plenamente de la protección y los servicios que la Ley y el Estado pueden proporcionar.

Para el mercado de autotransporte de carga nacional ¿Dichos argumentos son válidos por tratarse de una industria fragmentada?, ¿Por estar conformada principalmente por micro y pequeñas empresas, e integrada por un pequeño grupo de empresas medianas y de gran tamaño? o ¿Las gestiones administrativas de la autoridad reguladora, por sí mismas fomentan la informalidad en el autotransporte de carga? ¿Qué está provocando la informalidad dentro del sector?

Ciertamente, por el hecho de que cada vez más empresas del autotransporte ingresen al sector y actúen como informales, causan una competencia imperfecta para aquellas empresas que si cumplen con todos los requisitos de Ley. Los informales del transporte, identificados como empresas que realizan viajes sin facturar, y sin invertir más que en combustible y depreciación de su vehículo, afectan directamente al sector porque se corrompe el mercado de fletes y obliga a un esfuerzo superior para el convencimiento de los clientes al empleo del transporte regularizado.

La formalidad sectorial

Para una empresa de autotransporte, el término “formal” dentro del sector empresarial implica estar correctamente dado de alta y reportarse como negocio ante las diversas instituciones que establecen requerimientos jurídicos-administrativos que deben cumplirse. En esta investigación se identificaron las siguientes cinco condiciones que componen la formalidad para las empresas de autotransporte:

Formalidad empresarial. Se busca que las empresas se registren o se den de alta en el portal www.tuempresa.gob.mx de la Secretaría de Economía, para disponer de un padrón de empresas de este giro.

Formalidad tributaria. Que los empresarios obtengan su Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y Cédula de identificación fiscal, para estar habilitados para proporcionar y recibir facturas oficiales para su fiscalización a través de la plataforma del Sistema de Administración Tributaria (SAT). Entre los beneficios que pueden obtener se encuentra el deducir impuestos, recuperar montos por devolución de impuestos, obtener oportunidades y beneficios como la seguridad social, créditos o apoyos gubernamentales.

Formalidad laboral y social. Se refiere a la inscripción al IMSS e INFONAVIT de los trabajadores para respetar el derecho a su salud y vivienda digna, y cumplir con todas las prestaciones de Ley con los trabajadores (vacaciones, aguinaldo, utilidades, etc.).

Formalidad sectorial. En el caso del autotransporte de carga, las personas físicas o morales, aspirantes a prestar servicios de transporte público federal, deben tramitar los permisos correspondientes por vehículo, ante la Dirección General de Autotransporte Federal de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.

Formalidad operativa. La formalidad no solo es cumplir con los trámites administrativos, sino también con el respeto a las normas y reglamentos técnicos propios del sector, por ejemplo, la NOM-12 sobre el peso y dimensiones máximas con los que pueden circular los vehículos de autotransporte que transitan en las vías generales de comunicación de jurisdicción federal; el Reglamento de Autotransporte Federal y Servicios Auxiliares; la NOM-87 que establece los tiempos de conducción y pausas para conductores de los servicios de autotransporte federal, llevar acabo el cumplimiento del programa de verificación físico-mecánica; cumplir con las normas dictadas por la Dirección General de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte (DGPMPT), para resguardar la salud de los operadores. De igual modo, cumplir con las normas establecidas por la SEMARNAT para reducción de contaminantes ambientales, a través de la verificación vehicular, entre otras obligaciones.

Diagnóstico de la informalidad del autotransporte de carga

La informalidad de los servicios del autotransporte de carga, se prevé como un sector complejo de formalizar solo a través de las políticas públicas vigentes, en primer lugar, por la filosofía que rige la desregulación del autotransporte de1989; en segundo término, por el nivel de atomización y dispersión de las unidades económicas; y tercero, debido a la apertura total de acceso al mercado, sin ningún tipo de restricción (técnica, económica, calidad, competitividad, etc.), por todo lo cual, el sector está expuesto al ingreso de una gran cantidad de pequeños empresarios con limitados conocimiento del sector, infraestructura, y financiamiento, que da lugar a diferentes niveles de calidad de los servicios y a la apertura de prácticas informales que conllevan a la presencia de una gran cantidad de empresas del que poco se puede saber sí cumple con los requisitos mínimos de regularización. De acuerdo con el estudio sobre el autotransporte de carga denominado “Evolución, situación actual y perspectivas 2000-2009 de la UNAM (2010)”, se estima que 83 % de los autotransportistas de carga son microempresarios, de los cuales 80 % se encuentran en la informalidad, sin embargo, a pesar de estas cifras se considera que establecer el tamaño de la informalidad en este sector resulta bastante ambiguo debido a la dificultad de comprobar cuáles empresas se encuentran en esta situación y cuáles no, dada su enorme dispersión en el país, y a la no existencia de estadísticas que lo corrobore, lo cual conlleva a la imposibilidad de asegurar que solo las micro y pequeñas empresas son irregulares.

En este sentido, se percibe que existen economías en transición o empresas de transporte en crecimiento o ya consolidadas, que registradas, contratan empleados formales con las prestaciones de Ley y cumplen con algunas regulaciones y violando otras, por ejemplo, proporcionar servicios sin expedir facturas, cobrar en efectivo los servicios, pagar en efectivo los insumos que consumen, incluido el pago del operador, comprar facturas de “gastos” a empresas factureras de manera clandestina, todo ello para ocultar parte de sus ingresos para evadir impuestos.

En cierta manera se ha detectado que dichas prácticas se llevan a cabo por todo tipo de empresa, por lo que puede decirse que la informalidad no es exclusiva de las pequeñas empresas, por tanto, y como premisa, puede mencionarse que existe una amplia variedad de niveles de informalidad. Por ejemplo, si bien es cierto que muchas micro y pequeñas empresas de autotransporte, no registran en el IMSS e INFONAVIT a sus trabajadores, para “ahorrarse” el gasto, también algunas medianas y grandes empresas lo hacen a través del outsourcing para reducir costos y su carga administrativa y con ello evitar “legalmente” ser catalogadas como empresas informales.

Por lo que respecta a la contribución de impuestos por parte de las empresas informales, debe reconocerse que éstas pagan impuestos en el consumo de diésel o gasolinas a través del IEPS, es imposible que todas compren “huachicol” o gasolina robada, el impuesto al valor agregado en la adquisición de refacciones, y se debe admitir que no todas las refacciones que compran pueden ser robadas; también, que de alguna manera cumplen con las regulaciones ambientales y el alta del vehículo para poder circular, sin que necesariamente estén registradas en el Sistema de Administración Tributaria (SAT), para pagar el Impuestos Sobre la Renta (ISR).

Un tema que no puede pasarse por alto, se refiere a la colusión entre clientes y transportistas para no generar el CFDI del transporte, con el único propósito de evadir la responsabilidad del pago de impuestos. Seguramente esta práctica es una de las más comunes donde clientes y proveedores fijan el precio y “descuentan” el impuesto al valor agregado (IVA), ciñéndose a la informalidad como una práctica transitoria.

Una empresa de transporte informal, también puede ser producto de una postura competitiva reactiva y de táctica operativa ante aquellas empresas formales o informales que realizan viajes hacia determinadas zonas, con los costos operativos y utilidades ya cubiertos, que regresan con carga a un menor precio del que venden las empresas locales, y que provocan una competencia imperfecta. Ante esta situación, es posible que las autoridades de muchos estados de la República Mexicana desde hace tiempo mantengan una sobre-regulación respecto a los permisos para proteger a sus transportistas locales que, ante este cobijo, muchas deciden permanecer en la informalidad.

Beneficios de la formalidad en el autotransporte de carga

En términos generales, los beneficios a la formalización surgen como un incentivo, ante el cumplimiento de normas y reglamentos que regulan la administración y explotación de servicios. Los beneficios, no necesariamente son económicos, sino que pueden ser oportunidades para detonarlos hacia lo económico. Respecto a la Ley y a las normas administrativas, arroja confianza ante los clientes y seguridad en la empresa, ante eventos fortuitos. Una empresa informal, podría decirse que solo cuenta con beneficios económicos de corto plazo, porque no tiene acceso a las diferentes ventajas que el gobierno, cámaras empresariales y la banca para lograr la sustentabilidad. Dentro de los principales requisitos para cumplir con la formalidad, una empresa de autotransporte público federal debe prever lo siguiente:

a)    Obtener los permisos de servicio ante la DGAF

b)    Cumplimiento de la normatividad del camión.

c)    Seguro vigente de camión.

d)    Los operadores deben portar licencia de conducir de acuerdo al tipo de unidad que manejan.

e)    Registrar sus operadores y colaboradores en el IMSS e INFONAVIT.

f)     Registrarse como persona física o moral en el SAT. – Obtener su RFC, Fiel, Cel.

g)    Entrega de facturas.

h)    Llevar a cabo sus declaraciones fiscales en tiempo y forma.

Entre los beneficios se tiene la reducción del pago de impuestos por cumplimiento, deducciones de impuestos por ahorro en la AFORE, está facultado para proporcionar servicios de transporte público de carga sobre la red federal de carreteras, sin restricciones legales de circulación. Bajo un seguro vigente, el permiso no se vence y está en posibilidad de aprovechar las ventajas que ofrece para recuperar parte de la inversión en caso de accidente, traslado de unidades por avería, asesoría jurídica, indemnizaciones, respaldo médico para los ocupantes, apoyo económico por defunción. Posibilidad de reducir la cuota patronal, utilizar servicios hospitalarios. Obtener créditos para vivienda para el trabajador, entre otros.

Costos de la formalidad y de la informalidad

Si bien las empresas formales de transporte incurren en diversos costos por su gestión y operación ante diversas instancias de gobierno, debe decirse que, de igual manera, las empresas irregulares también incurren en costos que presumiblemente podrían resultarle más altos. Mientras que las primeras pagan impuestos por la prestación de sus servicios, las segundas, ese “gasto” teóricamente se lo “ahorran” para incrementar su utilidad, sin embargo, las empresas informales, por su debilidad de negociación, por lo general establecen tarifas por debajo del precio del mercado para no generar factura, pero estos ingresos están muy cercanos a sus costos de operación, por tanto, provocan que su utilidad se vea mermada y, ante ello, la supuesta “ganancia” por no pagar impuestos se diluye de manera automática. Además, pierde la oportunidad de aprovechar las deducciones fiscales en combustibles, peajes, así como los gastos autorizados sin comprobantes, por tanto, la empresa fuera de la ley realmente ganará poco, debido a que el costo de la informalidad será más alto ante estas circunstancias.

Por ejemplo, si las empresas no inscriben a sus trabajadores al IMSS e INFONAVIT, con tal de “ahorrarse” ese gasto e incrementar sus utilidades, corren el riego de que los empleados, al sufrir un accidente o enfermedad, obliguen al patrón a tener que pagar los gastos bajo una demanda laboral, la cual indiscutiblemente favorecerá al trabajador. En el caso del operador, y ante una eventual discapacidad, el patrón tendrá la obligación de indemnizar al trabajador de por vida que, por obvias razones, el costo de la informalidad será muchísimo más alto que haber pagado la seguridad social al trabajador.

De igual modo, si un transportista evade el pago del seguro, el “ahorro” mensual o anual que obtenga, puede verse diluido por completo, e incluso tener pérdida total si llega a sufrir un accidente. Desde luego, el seguro vehicular se ha convertido en un factor relevante de contratación para los clientes del transporte, los cuales exigen como requisito que las unidades se encuentren aseguradas. Lo anterior, también le provoca un costo de oportunidad por la pérdida de ingresos por no participar en licitaciones de productores de carga con altos volúmenes y frecuencia de viajes, etc.

Dentro de los costos típicos que incurren las empresas formales pueden citarse los siguientes: pago de impuestos, seguridad social (IMSS, INFONAVIT), acta constitutiva de la empresa, pago de derechos vehiculares, derechos por circular (tenencia), obtener el folio del registro público, emplacamiento, verificaciones ambientales, verificación físico-mecánicas, licencia de conducir y permisos especiales (sobre dimensiones, conectividad), multas por incumplimientos a las normas, reglamentos y leyes, registro ante el IMPI. Considerando estos conceptos, una estimación del costo de creación de una microempresa de transporte de carga general, ronda los $25,908.00 pesos m.n. aproximadamente, mientras que los gastos de formalización dentro del sector transporte ascienden a $8,746.00 pesos m.n. por vehículo promedio (por ejemplo, el T3-S2), es decir, $34,654.00 pesos m.n. en total, sin considerar el costo del seguro vehicular. Una estructura aproximada de los costos se muestra en la Figura 1, de la cual se reconoce que no puede generalizarse dada la gran variación de los costos que existen en este sector. En dicha figura, se aprecia que el pago de las prestaciones laborales (IMSS e INFONAVIT) así como los impuestos son los principales cargos de la formalidad durante el año.

Figura 1. Distribución de costos de la formalidad

Conclusiones

El estudio de la informalidad en el campo del autotransporte de carga es un campo de acción poco estudiado, por la dificultad de disponer de la información necesaria para llevar a cabo los análisis. Sin embargo, es posible percibir diferentes niveles de informalidad, que no tienen razón de ser, debido a que las disposiciones administrativas y procesos para llevar a cabo la creación y registro de las empresas en este sector empresarial, están diseñadas para facilitar las acciones a los transportistas aspirantes o en operación. El alta al SAT, los registros empresariales y otros trámites, prácticamente se lleven a cabo en línea sin costo alguno. Por lo que respecta al pago de derechos, puede decirse que se cuenta con precios muy accesibles, que da como resultado un costo de regularización muy económico. Por todo esto, puede decirse que la informalidad del sector del autotransporte de carga mexicano, se desarrolla en el contexto de la teoría que afirma que las personas, en este caso, empresas, prefieren estar irregulares de manera voluntaria, pero no por las instituciones de gobierno. En general, el deseo de pertenecer al sector informal por parte de los transportistas, es reflejo fiel de lo mal informado que se encuentran los potenciales contribuyentes, o de su poca preparación en temas fiscales. Por otro lado, se detecta que la informalidad no solo es practicada por las micro y pequeñas empresas, sino también por las medianas y grandes empresas, sobre todo, cuanto éstas hacen mal uso del llamado outsourcing, el cual les permite evitar el pago de la carga social de los trabajadores objeto de la actividad, a la que están obligadas.

En la esfera de la informalidad, una empresa de autotransporte de carga, generalmente constituye un “círculo vicioso” (véase Figura 2) basado en bajas tarifas del servicio, por el nulo pago de impuestos, que propicia así mismo bajos ingresos que le impide disponer de los recursos suficientes para cubrir los derechos laborales de los operadores, trabajadores y el pago de impuestos, lo que propicia el delito de evasión fiscal y la contribución a la construcción del sector informal. Por otro lado, la baja de ingresos, propicia que el transportista no disponga de las utilidades suficientes para programar el reemplazo de su equipo de transporte para modernizar sus servicios, por tanto, regularmente opera con unidades obsoletas que le brindan altos costos de operación que afectan sus beneficios económicos, y provoca que el sector caiga en una espiral de deterioro y baja productividad, con un aumento en servicios de mala calidad. En dicha figura, se aprecia cuatro bucles negativos, que implica modificar algunos elementos para lograr un balance positivo. Por ejemplo, mejorar la calidad de los servicios, o coordinarse mejor entre clientes y proveedores para aumentar la productividad; reducir la evasión fiscal, entre otros.

 

Figura 2. Círculo vicioso de la informalidad del autotransporte de carga

 

Si bien la informalidad es un fenómeno que se deriva principalmente de las condiciones económicas del país, estudios realizados sobre esta materia, señalan que la forma de pensar de algunos empresarios por evadir sus obligaciones tributarias es un factor adicional de la misma. En el sector del autotransporte de carga, como en otros sectores, la falta de cultura tributaria propicia que los empresarios, piensen más en cómo evadir el fisco que lograr una ganancia mayor a través de procesos más eficientes y mejores negociaciones. Esto da pie a una competencia mal entendida en este sector, que lejos de propiciar un crecimiento generalizado, se promueve la concentración de los servicios hacia las empresas más grandes que son más organizadas y que cada vez ocupan una mayor cuota del mercado.

El estudio de la informalidad en el campo del autotransporte de carga es un campo de acción poco estudiado, por la dificultad de disponer de la información necesaria para llevar a cabo los análisis. El enfoque principal se orienta al tema de la evasión fiscal como principal factor de este fenómeno, sin embargo, dicho enfoque está muy limitado porque existen otros campos que generan informalidad y para los que no existen datos o información oficial, tales como número de empresas de este sector que no están registradas ante las entidades correspondientes; la cantidad de personas que laboran en el autotransporte de carga y que no están registrados ante las instancias de salud y vivienda; o bien, se desconoce cuántos operadores no cuentan con licencia y conducen vehículos para los cuales no están calificados. Realmente el estudio de la informalidad es complejo por la falta de registros que puedan llevar a establecer conductas explicitas a corregir.

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